LA VICUÑA, UNA TELA EXCELENTE
Si en el mundo de las joyas, la palabra diamante es sinónimo de la máxima expresión de excelencia en el tallado, luminosidad y transparencia en su belleza, deseo en su posesión, y otros muchos atributos que pudiéramos añadir; en el mundo de las telas, la excelencia en su confección lo sedoso, flexible y suave de su tacto, son cualidades evocadas por la lana de vicuña.
Dicho esto, queridos colegas, he de deciros que en mi carrera profesional he tenido la suerte de confeccionar varias prendas de esta fibra sublime que es la vicuña.
La sensación al tacto es sedosa, suave y dulce, con lo cual, sin querer, te hace que la vayas trabajando con delicadeza, mimo y mucho cuidado. Si no lo hacemos así, esta delicada y aparentemente sumisa fibra, se nos va a revelar como ella lo sabe hacer, de una manera delicada pero implacable y nos va a decir que ella ha nacido para que se la trate de un modo especial.
En mi experiencia, en la relación que hemos tenido, como en toda relación, lo primero que hay que hacer es conocerse. Yo me ocupé de conocerla bien antes de iniciar la relación. La primera cita fue en la mesa de la plancha, y de alguna manera me dijo que si no la trabajaba adecuadamente se podía enfadar, ponerse muy fea y engordar mucho.
Tomé buena nota. La segunda cita fue en la maquina de coser, donde todo fue como la seda. La única condición que me puso fue que cuando la cosiera, le pusiera un acompañante, un pasamán o algo así. Después de estas dos citas consideré que ya la conocía lo suficiente.
Me di cuenta que había que sujetarla muy bien en todos los pasos que fuéramos dando, porque en cualquier momento se me podía escapar y eso no me lo podía permitir, porque sería como empezar de nuevo y perderíamos cierta confianza.
Así que la tercera cita fue en la mesa de corte, donde empezamos una relación más sería. Sinceramente, cuando la extendí encima de la mesa, me dio un poco de miedo. ¿Sería capaz de dominarla?, ¿sería capaz de darle lo que me pedía?.
Bueno, uno se hace preguntas, estas u otras. Lo que si es cierto es que cuando la tienes ahí, extendida sobre la mesa de corte, notas una responsabilidad muy grande. Pero me puse manos a la obra. Durante el tiempo que duró esta relación, creo que ambos disfrutamos bastante, y aunque hubo alguna discusión que otra, cuando la obra estuvo terminada, la puse en el maniquí, después de un buen cepillado (con perdón) y dimos la relación por terminada, nos miramos y creo que los dos nos sentimos satisfechos.
Disculparme queridos colegas, por no haber explicado mi relación con la tela de vicuña en términos mas técnicos y sartoriales, mi experiencia con esta “SEÑORA FIBRA”, pero creo que me habéis entendido perfectamente. De antemano, os agradezco vuestra atención.
Manuel Calvo de Mora
Sastre
Articulo publicado en la Revista Técnica del Vestir
Fuente: Revista SARTORIAL
Enero-2008